CABALLEROS CRUCÍFEROS

Nosotros

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INSIGNIAS y UNIFORMES

Nuestro hábito es un escapulario cartujano con trabas a los lados de color negro y capucha blanca, que significa que estamos arrancando todo vestigio de pecado en nosotros, como una iglesia, como nuestro templo físico en que nos refugiamos en la intimidad con Cristo. En nuestro pecho está la Cruz de Cristo, porque somos portadores de la Cruz de Cristo, la cual es el medio de nuestra redención y de nuestra santificación y que no descansaremos hasta que se extienda por todo el mundo.

Utilizamos uniformes de marcha, de práctica de artes marciales, gorras y diversos uniformes de grado, que son instrumentos de nuestro trabajo y lucha por Cristo .

Medios para alcanzar el objeto de la Orden Crucífera

La Orden Crucífera utilizará, de manera general, todos los medios recomendados por el Código de Derecho Canónico, el Catecismo Oficial de la Iglesia Católica, los Documentos Pontificios, los documentos de las Conferencias Episcopales, los documentos del Ordinario del lugar y las reglas de los santos, así como otros que recomiende el Papa y los Ordinarios para alcanzar su objeto.

“...ha llegado el momento de las bodas del Cordero. Su esposa se ha preparado:  se le ha permitido vestirse de lino fino, limpio y brillante,  porque ese lino es la recta conducta de los que pertenecen al pueblo de Dios." (Apoc. 19. 3-6)

           

             Otros títulos de los Crucíferos:

 

 Asociación de San Juan Diego del Tepeyac.

 Asociación del Templo del Espíritu Santo.

 Asociación de la Cruz de Cristo.

 Asociación Crucífera.

 Crucíferos.

 Orden Crucífera.

 Caballeros Crucíferos.

 Caballeros de San Juan Diego.

 Caballeros del Tepeyac.

 Caballeros de San Juan Diego del Tepeyac.

 Caballeros del Espíritu Santo.

Caballeros de la Cruz de Cristo.

 Caballeros del Templo del Espíritu Santo.

 Templarios Crucíferos del Tepeyac.

           Los Símbolos de los Crucìferos

 La Cruz de San Benito.

 La Cruz de la Cartuja.

 La Cruz celta.

Las manos de la Virgen de Fátima unidas con el Santo Rosario.

Las manos del Sacerdote elevando la Ostia Consagrada para su adoración.

Las manos del sacerdote con el Cáliz para su adoración.

 Un caballero sosteniendo la espada con sus dos manos en el centro de su pecho, con la punta hacia abajo y sobresaliendo la Cruz.

 Los instrumentos de las buenas obras recomendados en la Regla de San Benito

1.- Ante todo, amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas.

2.- Amar al prójimo como a sí mismo.

3.- No dar ni desear mal a nadie.

4.- No cometer adulterio; no desearlo ni consentir en pensar en este.

5.- No hurtar.

6.- No codiciar algún bien ajeno.

7.- No mentir ni levantar falso testimonio.

8.- Honrar a sus padres y a todos los hombres.

9.- No hacer a otro lo que no quieren para sí.

10.- Negarse a sí mismo para seguir a Cristo.

11.- Mortificar al cuerpo propio.

12.- No abrazarse a los deleites.

13.- Amar y practicar el ayuno.

14.- Dar a los pobres.

15.- Vestir al desnudo.

16.- Visitar a los enfermos.

17.- Enterrar a los muertos.

18.- Socorrer al atribulado.

19.- Consolar al afligido.

20.- Hacerse extraño a la conducta del mundo.

21.- No anteponer nada al amor de Cristo.

22.- No satisfacer la ira.

23.- No guardar resentimiento.

24.- No tener dolo en el corazón.

25.- No dar paz fingida.

26.- No abandonar la caridad; abrazarse a ella.

27.- No jurar, no sea que se jure en falso.

28.- Decir la verdad con el corazón y con la boca.

29.- No devolver mal por mal.

30.- No injuriar a otro; llevar con paciencia las injurias que se les hicieren.

31.- Amar a los enemigos.

32.- No maldecir a los que maldicen, sino bendecirles con la boca y con el corazón.

33.- Sufrir persecución por la justicia.

34.- No ser soberbio.

35.- No ser dado al vino.

36.- No ser glotón.

37.- No ser soñoliento.

38.- No ser perezoso.

39.- No ser murmurador.

40.- No ser detractor.

41.- Poner en Dios toda su esperanza.

42.- Cuando viere en sí algo bueno, atribúyalo a Dios, no a sí mismo.

43.- El mal, en cambio, impúteselo a sí mismo y piense siempre que es obra suya.

44.- Temer al día del juicio.

45.- Sentir terror al infierno.

46.- Anhelar y suspirar con todo el afán espiritual por la vida eterna.

47.- Tener cada día presente ante sí a la muerte.

48.- Velar a todas horas sobre los actos de su vida.

49.- Tener por cierto que Dios le está mirando en todo lugar.

50.- Estrellar enseguida en Cristo toda tentación, todos los malos pensamientos que sobrevengan a su corazón y manifestarlos al padre espiritual.

51.- Guardar su mente y su boca de palabras malas y perversas.

52.- No ser amigo de hablar mucho.

53.- No decir palabras vanas o que exciten a la risa.

54.- No gustar de reír mucho ni estrepitosamente.

55.- Oír de grado las lecturas santas; huir de  las lecturas vanas y de la televisión o el radio y de las diversiones.

56.- Darse con vigilancia y frecuencia la oración.

57.- Confesar a Dios todos los días en la oración con lágrimas y gemidos las culpas pasadas, vivir diario la compunción del corazón.

58.- Corregirse en adelante de todas sus culpas.

59.- No satisfacer los deseos de la carne.

60.- Aborrecer la propia voluntad.

61.- Obedecer en todos los preceptos de sus superiores, aún cuando estos obraren de otro modo, acordándose del precepto del señor: "Haced lo que dicen, pero no hagan lo que ellos hacen".

62.- Buscar ser tenido en nada. No querer ser tenido por santo antes de serlo, más serlo en efecto para que lo digan con verdad.

63.- Practicar con obras todos los días los preceptos del Señor.

64.- Amar la castidad y buscar la virginidad de espíritu.

65.- No aborrecer a nadie.

66.- No abrigar celos.

67.- No obrar por envidia.

68.- No amar las disputas.

69.- Huir de la altivez.

70.- Venerar a los ancianos.

71.- Amar a los jóvenes y a los niños.

72.- Orar por los enemigos en el amor de Cristo.

73.- Reconciliarse antes del ocaso con quien se haya tenido alguna discordia.

74.- No desesperar jamás de la misericordia de Dios.

75.- Ser amigo del silencio en la boca y en el corazón, siguiendo el consejo el Profeta: "el que quiera escuchar a Dios, que se siente y guarde silencio".

Caballeros de San Juan Diego del Tepeyac, del Templo del Espíritu Santo y Portadores de la Cruz de Cristo. Soberana y Militar Orden de Caballeros Crucíferos