1.-
Ante todo, amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas.
2.-
Amar al prójimo como a sí mismo.
3.-
No dar ni desear mal a nadie.
4.-
No cometer adulterio; no desearlo ni consentir en pensar en este.
5.-
No hurtar.
6.-
No codiciar algún bien ajeno.
7.-
No mentir ni levantar falso testimonio.
8.-
Honrar a sus padres y a todos los hombres.
9.-
No hacer a otro lo que no quieren para sí.
10.-
Negarse a sí mismo para seguir a Cristo.
11.-
Mortificar al cuerpo propio.
12.-
No abrazarse a los deleites.
13.-
Amar y practicar el ayuno.
14.-
Dar a los pobres.
15.-
Vestir al desnudo.
16.-
Visitar a los enfermos.
17.-
Enterrar a los muertos.
18.-
Socorrer al atribulado.
19.-
Consolar al afligido.
20.-
Hacerse extraño a la conducta del mundo.
21.-
No anteponer nada al amor de Cristo.
22.-
No satisfacer la ira.
23.-
No guardar resentimiento.
24.-
No tener dolo en el corazón.
25.-
No dar paz fingida.
26.-
No abandonar la caridad; abrazarse a ella.
27.-
No jurar, no sea que se jure en falso.
28.-
Decir la verdad con el corazón y con la boca.
29.-
No devolver mal por mal.
30.-
No injuriar a otro; llevar con paciencia las injurias que se les hicieren.
31.-
Amar a los enemigos.
32.-
No maldecir a los que maldicen, sino bendecirles con la boca y con el corazón.
33.-
Sufrir persecución por la justicia.
34.-
No ser soberbio.
35.-
No ser dado al vino.
36.-
No ser glotón.
37.-
No ser soñoliento.
38.-
No ser perezoso.
39.-
No ser murmurador.
40.-
No ser detractor.
41.-
Poner en Dios toda su esperanza.
42.-
Cuando viere en sí algo bueno, atribúyalo a Dios, no a sí mismo.
43.-
El mal, en cambio, impúteselo a sí mismo y piense siempre que es obra suya.
44.-
Temer al día del juicio.
45.-
Sentir terror al infierno.
46.-
Anhelar y suspirar con todo el afán espiritual por la vida eterna.
47.-
Tener cada día presente ante sí a la muerte.
48.-
Velar a todas horas sobre los actos de su vida.
49.-
Tener por cierto que Dios le está mirando en todo lugar.
50.-
Estrellar enseguida en Cristo toda tentación, todos los malos pensamientos que sobrevengan a su corazón y manifestarlos al
padre espiritual.
51.-
Guardar su mente y su boca de palabras malas y perversas.
52.-
No ser amigo de hablar mucho.
53.-
No decir palabras vanas o que exciten a la risa.
54.-
No gustar de reír mucho ni estrepitosamente.
55.-
Oír de grado las lecturas santas; huir de las lecturas vanas y de la televisión
o el radio y de las diversiones.
56.-
Darse con vigilancia y frecuencia la oración.
57.-
Confesar a Dios todos los días en la oración con lágrimas y gemidos las culpas pasadas, vivir diario la compunción del corazón.
58.-
Corregirse en adelante de todas sus culpas.
59.-
No satisfacer los deseos de la carne.
60.-
Aborrecer la propia voluntad.
61.-
Obedecer en todos los preceptos de sus superiores, aún cuando estos obraren de otro modo, acordándose del precepto del señor:
"Haced lo que dicen, pero no hagan lo que ellos hacen".
62.-
Buscar ser tenido en nada. No querer ser tenido por santo antes de serlo, más serlo en efecto para que lo digan con verdad.
63.-
Practicar con obras todos los días los preceptos del Señor.
64.-
Amar la castidad y buscar la virginidad de espíritu.
65.-
No aborrecer a nadie.
66.-
No abrigar celos.
67.-
No obrar por envidia.
68.-
No amar las disputas.
69.-
Huir de la altivez.
70.-
Venerar a los ancianos.
71.-
Amar a los jóvenes y a los niños.
72.-
Orar por los enemigos en el amor de Cristo.
73.-
Reconciliarse antes del ocaso con quien se haya tenido alguna discordia.
74.-
No desesperar jamás de la misericordia de Dios.
75.- Ser amigo del
silencio en la boca y en el corazón, siguiendo el consejo el Profeta: "el que quiera escuchar a Dios, que se siente y guarde
silencio".